Cuando el reloj marcó la medianoche, el horizonte de Hong Kong estalló en una sinfonía de luz y color, marcando la llegada del nuevo año. Sobre las aguas brillantes del puerto Victoria, un espectáculo de fuegos artificiales de 12 minutos se extendió 1300 metros desde Central hasta North Point, pintando la noche con vibrantes destellos de alegría. La ciudad se unió en la celebración, una gran cuenta regresiva compartida por miles, demostrando que incluso en la soledad, uno puede ser arrastrado por el júbilo de la anticipación colectiva. Solos o juntos, el espíritu del nuevo año tocó cada corazón, encendiendo esperanza y emoción en el fresco aire invernal.